Hacia la era políglota
Llegar a hablar diferentes lenguas es más fácil de lo que piensas, nos explica Neil Madden
Si alguien te dijera “flisni me mua”, ¿sabrías decir lo que significa o de qué lengua se trata? Cerca de 225 lenguas componen la rica herencia lingüística de Europa, algo que deberíamos celebrar. Sin embargo, cabe preguntarse hasta qué punto los europeos somos capaces de aprender las lenguas de nuestros países vecinos (y no tan vecinos). Aunque muchos europeos creen que ser monolingüe es la norma, la realidad es que entre la mitad y dos tercios de la población mundial son de algún modo bilingüe, mientras que un número significativo es “plurilingüe”, es decir, competentes en varias lenguas (las entienden y/o escriben y/o hablan…)
El plurilingüismo podría considerarse como una condición más natural que el monolingüismo para el ser humano. Hay millones de personas que creen que no saben ningún otro idioma a parte de su lengua materna y, sin embargo, muchos cuentan con cierto nivel de comprensión en otro idioma. No obstante, las oportunidades de aprender otro idioma son hoy mayores que nunca. Para destacar la importancia del aprendizaje de lenguas, el Consejo Europeo declaró el Día Europeo de las Lenguas (DEL), celebrado el 26 de Septiembre de cada año. El objetivo del DEL es promover el “plurilingüismo”, un concepto que no nos es nuevo ni tampoco desconocido. De hecho, se trata de una realidad diaria para africanos y asiáticos y es la norma en algunas partes de Europa, concretamente en Benelux, Escandinavia y en los países mediterráneos. Esto no significa que debamos forzosamente aspirar a un “nivel nativo” en otra lengua. El objetivo es ser capaces de comunicarnos y ser entendidos dependiendo de nuestras necesidades. La expansión internacional del inglés parece irresistible y las encuestas muestran que adquirir cierto nivel de competencia en inglés podría ser una prioridad para la mayor parte de los estudiantes de idiomas (uno de cada tres declara que puede mantener una conversación, según el Eurobarómetro).
Sin embargo, una vez logrado el objetivo del inglés, no hay razón para dejar de aprender otras lenguas. Existen muchos otros idiomas que constituyen valiosas herramientas para aprovechar al máximo cada experiencia de la vida, ya sea un empleo o un viaje. Una de las ironías del mundo globalizado es que, con cada vez más personas alcanzando un buen nivel de competencia en la “lingua franca”, el valor del inglés podría declinar. Pronto, lo que marcará la diferencia será la habilidad para hablar idiomas adicionales. En el mundo laboral y en el entorno académico, los nativos de lengua inglesa tendrán que competir con candidatos que además de hablar su lengua materna, también hablarán inglés y, cada vez más, contarán con un nivel significativo de un tercer o cuarto idioma. La competencia lingüística no supone solo beneficios económicos sino que además nos impulsa a ser más abiertos a otros, a sus culturas y actitudes, nos permite operar diferentes sistemas de representación estimulando así nuestra flexibilidad mental y desarrollando una perspectiva distinta.
No hay que subestimar la oportunidad que nos brinda aprender una lengua en lo que se refiere a comprender mejor a las personas, la cultura y la tradición de otros países. Aquellos que son capaces de comunicarse con personas de otras culturas son, con frecuencia, más tolerantes. No hay que olvidar además que ser monolingüe significa depender de la competencia lingüística y de la buena voluntad de otros. Aprender otra lengua es mucho más que adquirir una destreza; refleja una actitud de respeto por la identidad y la cultura de los demás, así como tolerancia hacia la diversidad.
El Consejo de Europa ideó un programa que nos permite evaluar nuestro nivel de competencia en una lengua extranjera. El Portfolio Europeo de las Lenguas busca motivar a los estudiantes de lenguas mediante el reconocimiento de sus esfuerzos a la hora de ampliar y diversificar sus conocimientos lingüísticos a todos los niveles. El Portfolio es un registro de las destrezas adquiridas que puede ser consultado, por ejemplo, para acceder a un nivel más alto de aprendizaje o al buscar trabajo en el propio país o en el extranjero. Por medio de un cuadro de autoevaluación, los estudiantes pueden evaluar sus habilidades (escuchar, leer, hablar y escribir) y calificarlas según los seis niveles europeos. Estos estándares han sido adoptados por los organismos de certificación más importantes de Europa, por muchos Estados miembros y por la Unión Europea, en concreto como parte de su esquema Europass, un sistema diseñado para hacer que las habilidades sean más transparentes y comparables entre los Estados miembros. Uno de los objetivos primordiales del Día Europeo de las Lenguas es reafirmar la idea de que el aprendizaje de lenguas es un proceso de formación permanente. Muchos adultos creen que, habiendo perdido (o desaprovechado) la oportunidad de adquirir una nueva lengua durante sus años de educación formal, es demasiado tarde para reanudar el proceso. Pero no lo es. En toda Europa existen clases, programas y técnicas (desde libros a CD-ROMs) para mejorar tus destrezas/competencias lingüísticas. Lo que a menudo falta es la motivación para superar el “factor miedo a las lenguas”. Muchas personas desarrollan sus competencias lingüísticas tras dejar la escuela o la universidad, lo que no es sorprendente si tenemos en cuenta que el aprendizaje de lenguas en la escuela con frecuencia se convierte en una obligación en lugar de una oportunidad. Es solo cuando comenzamos a explorar el mundo exterior, ya sea por motivos laborales o lúdicos, que nos damos cuenta del valor de otros idiomas.
Y recuerda que cada lengua que se aprende resulta progresivamente más fácil. Por tanto, una vez superada la dificultad inicial, no lo dudes, si te apetece probar el húngaro o el cantonés, ¡ponte manos a la obra!
Si deseas mejorar tus conocimientos lingüísticos y saber más acerca del Día Europeo de las Lenguas, las siguientes webs te resultarán de utilidad:
Por cierto, la respuesta a la pregunta inicial es “háblame”, en albanés.
Neil Madden es un periodista freelance con residencia en Estrasburgo.